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todo_nada_todo


"Pintar cuadros es el acto más sencillo y más fundamental mediante el cual uno puede expresar la esencia más profunda y rica del ser humano.

El terreno de caza de la belleza se encuentra en la profundidad del espíritu. Sin embargo, el material llamado pintura sólo se transforma en el cuadro mediante lo físico del pintor. Trato de alcanzar al terreno de caza del espíritu, que es a la vez mi cuerpo, mis brazos y mis entrañas, es decir que todo mi cuerpo lucha y se reconcilia con un Ancla temible contrincante que es la pintura."

Toshiro Yamaguchi, 2015.

Todo aquello que es profundo en la vida aparenta sencillez.

Toshiro Yamaguchi a primera vista es un hombre sencillo, de mirada sonriente y pensamiento reposado. Y como suele ocurrir con aquello que es intenso sin aparentarlo, sin duda la primera estimación es equivocada.

Yamaguchi no será nunca protagonista de sus comentarios, no hablará en primera persona de su obra, no interferirá con las impresiones del espectador ni mucho menos con sus interpretaciones. Todo lo que él es, lo que él siente y lo que él piensa está en su obra, y es ella la que habla por él.

Su generosidad habla de la necesidad del artista de comunicarse con otros, coetáneos o no, de salir de la protección de su entorno para nutrirse de otros aires, otras perspectivas, otros sentimientos, otras gentes, otros, otros, otros.

Él llegó a España con el único propósito de profundizar en el conocimiento de los materiales pictóricos y su uso; en ellos reside la esencia de su obra, en ellos resume con una palabra lo que persigue, la pureza.

Busca en las pinturas antiguas, se remonta a Altamira, encuentra el hilo conductor que cruza y guía la historia del hombre, que entiende es la del arte, descubre en el camino las conclusiones de Jackson Pollock que llega a justificar la unión entre las prácticas de occidente con el arte oriental de la única manera posible, a través de la armonía entre el hombre y la naturaleza, a través del espíritu.

Su complejidad se torna comprensible porque él entiende que el todo es nada y la nada el todo. No contempla la existencia de nada independiente o sin interrelación. Encuentra refugio en la ciencia para poner en palabras lo que la meditación, el estudio y su intuición le indican.

Su implicación es absoluta, su preocupación es vital, su trabajo incansable.

El color tiene un papel predominante en muchas de sus obras, sugiere una llamada que evoca un latido, el latido que marca el tempo que logra la armonía total entre el hombre y el universo. Ese orden establecido dentro del caos está regido por las leyes de la naturaleza y podemos apreciarlo en sus formas geométricamente tratadas donde nada es perfecto aunque todo reza en perfecto acorde.

Pero él va más allá, entra en absoluta complicidad con su trabajo, mezcla pigmentos con papel mache constituyendo una pasta que dejará caer suavemente sobre el soporte a modo de labrador que ara la tierra dejando los surcos sobre los que sembrará su futuro, siempre incierto.

Toda actuación artística implica en Toshiro Yamaguchi un proceso meditativo, el artista japonés parece necesitar esa connivencia consigo mismo para trabajar, para elaborar, para transmitir esa paz, ese equilibrio y esa coherencia inevitable entre todos los elementos que conforman el universo y que él conjura en busca de una completa armonía … todo_nada_todo.

GALERÍA LUCÍA MENDOZA
C/Bárbara de Braganza 10, 28004, Madrid

Fecha:

12.11.2015 - 09.01.2016

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